1. Estar preparado para las sesiones de
coaching:
Es fundamental tener claro lo
que se quiere obtener con las sesiones y lo que
quiere ganar cada miembro del personal.
2. Escucha, escucha, escucha
Una
de las mayores habilidades que debe poseer un coach es la capacidad de escuchar
y no juzgar.
4. Demostrar que el coaching es una progresión, no un castigo
Hay
que aclarar que el coach está para enseñar al empleado a descubrir por sí mismo
las cuestiones esenciales y superar las barreras que le vayan apareciendo.
5. Utilice las preguntas correctas para avanzar
Es
posible que el rechazo que pueden sentir los empleados hacia el cambio impida
seguir avanzando correctamente, para ello, dales la oportunidad de preguntar y
plantéate hacer tú las preguntas adecuadas.
6. Recuerde que la confidencialidad es esencial
Lo que se
dice en la sala se queda en la sala. Esto permite una discusión mucho más
franca de las situaciones a las que el individuo se enfrenta y qué podían hacer
para solucionarlas.
7. Comprender que no hay ni bien ni mal
Es
posible que durante el coaching de una persona, decida tomar un camino que
consideras no ser el correcto pero, ¿realmente conoces todo acerca de esa
persona? Es posible que haya información adicional de la que no tienes
conocimiento y finalmente esa decisión que ha tomado significa el camino
correcto. El individuo merece la oportunidad de auto descubrimiento para poder
aprender.
8. El coaching no es una terapia.
Cuando el coach detecta que la persona que lo
consulta necesita pasar por un proceso terapéutico es esencial sugerirle que
busque otro tipo de profesional. El coach no está capacitado para trabajar con
psicopatologías.
9. Saber determinar el momento adecuado:
No siempre conviene aplicar el
coaching. Hay momentos en que la empresa exige una acción rápida y no el método
socrático de preguntas provocadoras. También hay fases en que el equipo es
demasiado junior y tampoco conviene desarrollar técnicas más propias de equipos
autónomos.
EXELENTE
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